El edificio Castelar 75 es verde por dentro y por fuera
Castelar 75 es un edificio boutique diseñado por el famoso arquitecto Fernando Donis. El edificio está ubicado en Polanco, una exclusiva zona residencial de la Ciudad de México, y es considerado uno de los edificios más vanguardistas de México. La arquitectura es una reinterpretación del típico edificio comercial e incluye amplios espacios para oficinas, recepción y estacionamiento. Sus dimensiones colosales cubren un área de 1207 m2, equivalente a 18.314 m2 distribuidos verticalmente en 17 plantas. Además de su enorme tamaño, está bien diseñado y presenta muchos elementos de diseño ecológicos que lo convierten en un edificio contemporáneo elegante pero práctico.
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Desde su concepción, Castelar 75 ha sido diseñado con la sostenibilidad en su núcleo. Ahora ha logrado la certificación LEED Gold. Para lograr este prestigioso galardón, Green Business Certification Inc. (GBCI) evalúa qué tan sostenible es un edificio. Los créditos se otorgan por la sostenibilidad a lo largo del ciclo de vida del espacio, no solo una vez que se construye. Esto incluye todo, desde el diseño, la construcción y la gestión de edificios.
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Una fachada funcional y biomimética
Una de las principales características de diseño de Castelar 75 es la fachada. Sirve como una de las principales estrategias sostenibles del edificio. La fachada consiste en un brise-soleil creado por paneles verticales en ángulo, que dan a las ventanas. Esto amplifica el sombreado proporcionado por los brise-soleils, ya que las ventanas usan doble acristalamiento de baja emisividad para minimizar aún más la ganancia solar. Los brise-soleils también dan sombra a las terrazas ventiladas de cada planta. A través de estos tres elementos, el edificio está protegido de la luz solar intensa y tiene ventilación cruzada, al tiempo que ofrece vistas sobre Lincoln Park.

El brise-soleil está realizado con grandes losas de Laminam de la colección I Naturali. Estas losas se asemejan a la piedra natural y mejoran el aislamiento térmico del edificio. A pesar de su gran tamaño, son muy ligeros y no afectan a las estructuras portantes. También son muy ecológicos y reciclables. Usando este material, de hecho, los diseñadores pudieron ganar más créditos LEED. Esto se debe a que los paneles Laminam contribuyeron al uso de material reciclado del edificio, que superó el 20%.

Visualmente, los módulos creados en la fachada son biomiméticos, ya que son una abstracción de la naturaleza fractal de los panales. Cada una de las celdas trapezoidales creadas por las losas de Laminam alberga focos de vegetación. Su naturaleza lúdica y visualmente agradable crea una fachada dinámica que revela el carácter del edificio moderno.
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Imágenes vía César Béjar Studio